Mi elección
para este primer trabajo de la asignatura ha sido Metrópolis, dirigida por Fritz Lang
y estrenada en 1927.
Me he decantado más por este film porque es considerado uno de los mejores
clásicos del cine expresionista alemán y por el hecho de que la UNESCO la ha
catalogado como Memoria del Mundo.

Metrópolis presenta dos tipos de sociedades: la sociedad rica que vive en
una ciudad completamente futurista y moderna, en la cual vivir es un claro
ejemplo de privilegio y poder. En esta estructura metropolitana es donde
conocemos al empresario Sr. Fredersen y a su hijo, Freder. La otra sociedad
vive en el subsuelo, y únicamente se les permite salir a la superficie para dirigirse
a su lugar de trabajo, grandes máquinas situadas en el corazón de la Metrópolis. Son trabajos físicamente
demoledores cuya duración es de diez horas diarias. Esta caracterización viene
dada por La lucha de clases del
filósofo Karl Marx.
Las películas expresionistas
alemanas sobre todo se basan en los temas de leyendas y mitos, el hombre como
esclavo de un ser superior o la lucha del bien y del mal, entre otros. En el
caso de Metrópolis, y siguiendo el
análisis de La lucha de clases, se
podría destacar que el tema versa sobre el control del individuo inferior para
llevar a cabo las tareas que las personas poderosas quieren que realice, la
lucha entre lo justo y lo injusto, y la construcción de
seres inhumanos por parte de
científicos locos para convertir a la sociedad en una generación más robótica.
Otra
característica del expresionismo es el rechazo de la naturaleza. Este aspecto
es representado en la película con la imagen de una ciudad completamente
industrializada, en la cual el único reflejo de naturaleza es un pequeño parque
verde donde los jóvenes adinerados se divierten.





El tema político-social,
ya mencionado, no es el único tratado en la película, puesto que también que ve
reflejada la cultura religiosa con la presentación de un personaje, María, que
representa la bondad con una cara perfectamente angelical y que, mediante
historias mitológicas, pretende infundir un sentimiento de esperanza a sus
compañeros obreros: el mediador entre el
cerebro y las manos ha de ser el corazón (María, Metrópolis).
María promete la llegada
de un mediador (El Mesías bíblico. Freder) que establecerá la conexión entre el cerebro (Sr. Fredersen) y las manos (la clase
obrera) para conseguir una vida más justa y noble para todos, puesto que el
hecho de ser trabajador en las fábricas era una deshonra para el mundo. Esta
adaptación debe ser analizada tanto en el ámbito religioso como en el político,
puesto que refleja, como ya se ha remarcado, la sociedad alemana de la
posguerra, y la promesa de una vida mejor por parte de los partidos nacionales
alemanes tras la dura vida en los sistemas laborales.
María cita a
los obreros para sus oraciones en un lugar oscuro plagado de crucifijos y con
una pequeña plataforma superior de tierra en la cual el orador se sitúa, de la
misma manera que lo hacían los antiguos cristianos hace dos mil años.
Sin embargo
los personajes de María y Freder no son las únicas adaptaciones bíblicas, ya
que el álter ego de María (la máquina a la cual el Dr. Rotwang le proporciona
el físico de la protagonista) es la representación del mal, de los siete
pecados capitales, que pretende corromper a los obreros. Y cuyo final trágico
en la hoguera es puramente religiosa, puesto que la quema por las llamas de
personas consideradas malignas por parte de los cristianos es una acción
llevada a cabo durante miles de años en nuestra cultura.
Estas
temáticas y estructuras no solo vienen dadas en el expresionismo alemán, puesto
que sirvieron de inspiración al cine posterior. Muchos directores han empleado
el tema de la política empresarial (Tiempos modernos), así como la estructura de las ciudades y su visión futurista
(los decorados y el estilo de Blade Runner es una adaptación prácticamente igual, El hombre bicentenario, etc.).
En definitiva,
y pese a que Metrópolis es una
película vanguardista de los años veinte, podemos aclara que su temática no es
estrictamente característica de esa época. La metáfora expresionista de la
explotación obrera todavía podría interpretarse como válida en nuestros días.
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