Johnnie To es un enamorado del retrato
de las mafias orientales, al igual que el gran Takeshi Kitano, por eso no es
muy de extrañar que estrenase Mad
Detective (Sun taam), junto a su siempre compañero Wai Ka-fai. Una película que, junto al
resto de su obra, recoge influencias estéticas del cine gansteril de Tarantino,
o Tarantino de él, puesto que siempre dijo que se inspira en el cine de acción
asiático para realizar sus películas.
Mad Detective es un gran
ejemplo del cine policíaco que tanto gusta en el otro lado del mundo, ya que
permiten múltiples posibilidades narrativas y varias transformaciones, hasta
llegar a traspasar los límites entre realidad para fusionarla con la fantasía,
como bien se deja ver en este largometraje. Este largometraje cuenta cómo se
investiga la desaparición de un policía sospechando de su compañero, incluyendo
por medio elementos que provocan que la película no tenga sentido y aquello que
parece real pueda ser imaginario, es la genialidad de To y Ka-Fai que
convierten las circunstancias aparentemente habituales en únicas. Ese elemento
fantástico al que me refiero es el don de Burn (Lau
Ching Wan), un
extraño detective de métodos poco ortodoxos encargado
de descubrir al asesino, que puede ponerse en el lugar de las víctimas y saber así quién las mató
e incluso observar las distintas personalidades que tiene la gente.
Personalidades ocultas que reflejan el deseo interior que tiene cada persona y
que son las que actúan de
verdad y deciden sobre los actos de las personas físicas.
Pero curiosamente, la única persona que las ve no deja de ser un esquizofrénico
incurable, y que por muchos esfuerzos que haga por obtener relaciones cordiales
nuevas no deja de ser un ser antisocial. Es un argumento bastante potente y muy
enrevesado, una historia que llamaría la atención de cualquier espectador. Pero
la fuerza que la película muestra al principio va disminuyendo poco a poco,
dando vueltas durante el desarrollo del nudo de la película, volviendo la
historia enrevesada y difícil de seguir. Solo recupera el gancho inicial en el
último tramo, cuando se produce el intenso tiroteo, dando un giro espectacular
dejando al espectador bastante aturdido.
Lo
mejor de la película es la gran interpretación de Lau Ching Wan y el ya mencionado
desenlace. Lo peor, que durante todo el nudo la película es completamente plana
e incluso aburrida, desaprovechando lo que el personaje de Burn puede llegar a
ofrecer.
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