Allá por el año 1953 se estrena en nuestro país la que más tarde sería
considerada la obra maestra de nuestro cine. Bienvenido Mr. Marshall es una comedia costumbrista que significaría
el principio del cine satírico e irónico de nuestro querido y recién fallecido
Luís García Berlanga.
La forma en caracterizar a los personajes y el uso de diálogos poco explícitos pero de
inteligente interpretación ayudaron a Berlanga a superar la censura franquista,
pero no solo en esta película, sino en todas las que le siguen.
Usando fotografías e imágenes acompañadas de una voice over ya le concede desde un principio ese estilo cómico que
acompañará los 78 minutos que dura el largometraje. Una ligera y divertida introducción
que nos sitúa como espectadores en el pueblo en el que se desarrollará la
trama, Villar del río.
Presenta todos y cada uno de los lugares y personajes, los cuales
destacan por ser únicos e irrepetibles, pero con características demasiado
típicas. Esta forma de crear los arquetipos de los personajes es un recurso muy
usado en las películas de este género. Al igual que en un largometraje americano
nos encontraríamos al cura, el alcalde o el padre de familia; no iba a ser
diferente en nuestro cine. En Bienvenido
Mr. Marshall nos encontramos a todos los habitantes característicos de un
pueblo: los ya mencionados alcalde y cura, el barbero, el hidalgo, el médico,
las cotillas, etc.
Todo el largometraje es una crítica a la situación económica y cultural
de nuestro país. El español típico es presentado como un ignorante. Un ejemplo
de lo encontraría en el momento en que son conocedores de que los americanos
visitarán su pueblo, todos acuden a la escuela para aprender sobre la cultura
estadounidense. Lo cómico de esta situación es que ni la profesora conoce aquello
que explica, puesto que hay un alumno debajo de la mesa chivándole a la misma
con la ayuda de un libro.
Pero Berlanga no solo critica la economía rural y la baja cultura de
nuestro país durante el franquismo, sino que también parodia los típicos clichés
americanos, como los gangsters, el Ku-Kux-Klan,
la caza de brujas e incluso el wester, remarcando los falsos pistoletazos
mientras recrea una escena de El hombreque mató a liberty valance. Todo ello presentado como los sueños de los
habitantes del pueblo que duermen nerviosos ante la llegada de los supuestos
reyes magos salvadores.
Tras dejarse todos los ahorros en decorar las plazas sin que el Estado
les haya concedido ayuda económica ninguna, irónico resulta cuando el pueblo se
arruina todavía más de lo que ya se encontraba cuando observan como los
americanos cruzan el pueblo sin detenerse y acaban haciendo frente a los gastos
realizados con sus propios obsequios y animales sin obtener aún así nada del
Plan Marshall.
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