The Usual Suspects, conocida en España como
Sospechosos Habituales, es una película estadounidense estrenada en 1995
que arrasó en taquilla llevándose consigo grandes premios como el Oscar al mejor guión original,
para Christopher McQuarrie, y el
Oscar al mejor actor de reparto, para Kevin Spacey. Esta obra dirigida por Bryan Singer rompe los cánones de las películas de criminales explotadas por el
cine negro, centrando la historia en la figura de un fantasma con un inesperado
y sorprendente final.
Podemos observar en el
largometraje gran cantidad de características que posee el cine negro, como la
razón de que su narración se basa en hechos delictivos y criminales que nos
presentan a una sociedad violenta y corrupta. Los protagonistas son arrestados
para un interrogatorio rutinario en el cual un policía le atina un puñetazo a
uno, y más tarde se averigua que dicho arresto estaba amañado por un criminal
que utilizó sus contactos para que los apresasen y luego poder utilizar sus
habilidades asesinas. Sin olvidarnos de las rutas de los taxis especiales. Una
serie de policías corruptos que, a cambio de dinero, transportaban a criminales
desde el aeropuerto al destino que ellos pagaban garantizándoles protección. Por
lo que los conflictos y la criminalidad vienen determinados por un contexto
social.
La acción que se narra no
es histórica sino contemporánea, es decir, pertenece a la misma época en la que
la película fue estrenada. Aunque a diferencia de los grandes clásicos del cine
negro, no se desarrolla en núcleos urbanos salvo en algunas escenas contadas en
las cuales la acción tiene lugar en la calle, pero la gran mayoría de las
secuencias transcurren en espacios interiores. En el género del cine negro los
espacios urbanos se muestran principalmente de noche. Se trata de clubes
nocturnos, fábricas abandonadas, etc. Que transcurren mayoritariamente en
ciudades como Chicago, Los Ángeles y San Francisco.
Nuestros protagonistas
presentan una imagen estereotipada de los personajes de obras de serie negra,
pero también es cierto que sus cualidades no están tan marcadas como en otros largometrajes
tales como The Godfather o Goodfellas que directamente tratan sobre
mafiosos. Nuestra secuela nos presenta a cinco criminales de poca monta: Michael
McManus, ladrón y especialista en allanamientos; Fred Fenster, que siempre
trabaja con McManus; Todd Hockney, experto en explosivos; Dean Keaton, ex-policía
corrupto; y Roger «Verbal» Kint, un pequeño estafador lisiado. Se trata de
protagonistas que representan seres humanos en el límite: solitarios,
desconfiados que no muestran sus sentimientos, escéptico, irónico,…
Sobre el tema de la mafia
ronda la película pero de una manera secundaria, puesto que el personaje de Kayser
Sozé (la identidad que intentan averiguar) es uno de los más poderosos jefes criminales de la mafia
húngara cuya influencia y despiadada forma de ser le dan un estatus legendario
entre los agentes de la ley y los criminales. Otra cosa a aclarar es que aquí
no encontramos a un héroe acostumbrado a ser un antihéroe promovido por un
pasado oscuro.
Con respecto a la
iluminación tenebrosa de los claroscuro, característica del cine negro, son
prácticamente inexistentes salvo cuando el personaje de Kayser Sozé se muestra
en pantalla, donde se juega con el uso de la sombra y la falta de iluminación
en el personaje para crear expectación e intriga.
Uno de los rasgos más
destacados de este género es la densidad narrativa, que caracteriza dichas
películas por relatar muchos acontecimientos en muy poco tiempo, algo que
destaca en nuestro filme. Los argumentos narran con rapidez una serie de hechos
durante los ciento cinco minutos que dura el largometraje. Cabe señalar que
esta estrategia viene facilitada por el manejo del flash-back y la voz en off
del protagonista, dando un mayor realismo y subjetividad. Los flash-back nos
retroceden al principio de la historia contada por Verbal Kint; acontecimientos
acaecidos 6 semanas antes, la detención y posterior presentación de los
sospechosos habituales. Transcurriendo los hechos hasta llegar al tiempo
presente, donde Verbal Kint cuenta la historia
El elemento por excelencia
que no se encuentra en The Usual Suspects
es la llamada famme fatal, capaz de dominar al protagonista por su atractivo
sexual y con unos fines inconfesados. Una mujer inteligente, ambiciosa y
calculadora. Tampoco está basada en una gran novela o en reportajes
periodísticos, como otras películas del género.
Los finales suelen
experimentar la resolución insatisfactoria de los conflictos, cosa que no ocurre
en Sospechosos Habituales. Pero sí
tiene un final agridulce que no presenta directamente el fracaso del
protagonista, sino que posee un final abierto para libre interpretación del
espectador.
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