2. CÓMO SE CONSTRUYEN LOS PERSONAJES DE FICCIÓN


Para entender por qué triunfan los personajes en las series de entretenimiento ficcionales debemos comprender cómo se escribe un personaje, de donde sale la idea, etc.

En el siglo IV a. C. Aristóteles escribió la Poética, una reflexión estética a través de la caracterización y descripción de la tragedia, su definición y caracterización. Y ya por aquel entonces existían dos tendencias simultáneas sobre el concepto de personaje. Por un lado se considera que éste debe estar supeditado a la acción y cuya única función es la transmisión de un mensaje. Podemos pensar que este movimiento estructural, que fue iniciado por el ya mencionado filósofo, desapareció con la aparición del Renacimiento, cuando los personajes (como El Lazarillo de Tormes) se convertían en el eje central de la acción, pero en realidad sigue existiendo hoy en día. Por ejemplo, si pensamos en un personaje que aparece dentro de un género cinematográfico, como el cine negro, vemos que los gangsters deben cumplir una estética y una personalidad para estar justificado en la historia, ya con esto se demuestra que el personaje está condicionado al discurso de la obra audiovisual. 

Y el otro concepto, que se basa en un protagonismo más importante del personaje, fue seguido por autores literarios del realismo del siglo XIX. Empezando por Forster, quien definió las diferencias entre un personaje plano y otro redondo. Al personaje plano se le reconoce fácilmente, primero porque el lector no suele acordarse de sus nombres ya que no necesitan ser introducidos ni realizan una evolución o cambian por las circunstancias que les rodean, no se realiza ningún debate sobre sus intenciones ni lo que quieren realmente puesto que ya disponen de un espacio característico determinado y no se le permite salir de él. Y mediante una asociación lógica sacamos la definición de personaje redondo, al cual de afectan ciertas circunstancias a lo largo de la historia que le iran transformando. Son complejos e inestable, con gran variedad de rasgos que le otorgan una psicología y personalidad propia, y solo ellos pueden desempeñar papeles trágicos. Pero una buena novela no debe prescindir de ninguno de ellos, sino más bien incorporarlos de forma ecuánime.

No obstante, se podía definir una tercera vía que considera al personaje como la unidad de acción y psicológica, uniendo así los dos conceptos definidos anteriormente. Y será este método el más utilizado por los guionistas hoy en día, como un personaje entendido como elemento de la acción pero también construyéndolo como si se tratase de un ente con psicología propia.

Centrándonos más en el personaje cinematográfico, hay que recordar que sus orígenes se basan en la literatura realista desarrollada en la segunda mitad del siglo XIX (lo que definimos en el segundo concepto), y esa es la referencia que cualquier manual de guión dice que hay que seguir para construirlo.
Siguiendo las pautas establecidas, primeramente hay que acoplar la historia a los personajes y viceversa, realizando una fuerte distinción entre cada uno de los protagonistas para no caer en el tópico de confundirlos. Deben estar contrastados entre ellos y sus cualidades deben ser completamente diferentes, como en el caso de Lost que constó de 28 personajes principales a lo largo de seis temporadas con gran heterogeneidad.


Pero hay que tener en cuenta que lo más importante para que un protagonista triunfe es, en cierta manera, que el espectador empatice con él para así sentirnos parte de la acción, y cuando el personaje muera o la serie termine quede recordado como si se hubiese tratado de una persona real. Para poder llegar hasta aquí tenemos que tener claro que nuestro protagonista siempre va a ser un personaje redondo, lleno de ambigüedad y dudas, inestable y contradictorio para que el espectador pueda especular sobre posibles acciones futuras que pueda realizar.

Linda Seger dice en su libro Cómo convertir un buen guión en un guión excelente que un personaje bien definido se transforma y se desarrolla en todo momento. También llama la atención a no caer en el estereotipo, ya que los personajes deben de ser coherentes, aunque sean poseedores de una personalidad predecible, y esto puede desembocar en caer en el error de definir a un personaje con las típicas características. Aconseja que se coja las cualidades ilógicas de la vida humana y las elevemos de nivel, así gozará de suficiente interés para el espectador. Tomemos como ejemplo Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó. En principio nos puede parecer un personaje plano, una chica caprichosa, sureña, coqueta, débil, etc., que sin embargo, vemos crecer ante una difícil situación de guerra civil y que es capaz de llevar adelante la casa de Tara. Simultáneamente, veremos cómo se casa un par de veces mientras ama secretamente a Ashley, el marido de la buena Melita, a quien ayudará en todo momento a pesar de ser su rival. 

Esto quiere decir que deben tener cierto dinamismo, ya que si van a reflejar al ser humano, nosotros cambiamos y evolucionamos según las circunstacnias que nos van sucediendo, y los personajes de ficción deben hacer lo mismo, ya que no aparecen de manera aislada, sino dentro de un contexto (una cultura, un lugar, una época) que les afecta. Porque, al fin y al cabo, un guionista crea un personaje a partir de la observación y de su propia experiencia. Es cierto que muchos guionistas se acercan solo con una libreta a una cafetería, se sientan en una mesa y según las personas que ven a su alrededor se imaginan cómo serán sus vidas o qué les habrá llevado a aquel lugar. Normalmente usan a personas que conocen y que les rodean, incluso en sus propias anécdotas, para escribir una buena historia.

Seguidamente hay que distinguir entre los personajes que desde un primer lugar deciden no respetar las normas dictadas por la sociedad -como sería el caso de T-Bag (Prison Break), hombre condenado a cadena perpetua por violación de niños y homicidio- y los que, por circunstancias biográficas, han desarrollado ese carácter malvado. Con la mayoría de los villanos nos explican qué trasfondo hay en su vida que le llevó a desarrollar esa personalidad y así poder empatizar con ellos, como el trauma infantil de Dexter, la muerte del hijo de Abu Nassir (Homeland) o el cáncer de Walter White (Breaking bad). 


“Al escribir descripciones que vayan a ser interpretadas, es importante que sean lo suficientemente generales como para que varios actores puedan representar el papel, y lo suficientemente específicas como para que se cree un personaje bien definido. Una descripción que evoca otras cualidades y asociaciones puede cautivar la imaginación del actor y convencerle de que se trata de un personaje que vale la pena interpretar.”
Seger, L. (2000). Cómo caracterizar a un personaje: coherencias y paradojas, Cómo crear personajes inolvidables (pp. 38). Barcelona: Paidós.
  
La descripción de los personajes debe incluir la fisiología (su aspecto físico), la sociología (su clase social, profesión, cultura, educación, etc.) y su psicología (lo que define su carácter), que es lo que realmente nos sirve de ayuda para entender su comportamiento. Pese a que en el largometraje, serie o cualquier otro formato audiovisual, solo aparezca un momento de la vida del personaje, se debe disponer de todos estos aspectos claros desde su propio nacimiento, pues determinan su estado actual. Según Serger hay ciertos aspectos que deben cuidarse mucho a la hora de presentar a un personaje, que son: su pasado oculto (Freud ya había descubierto que lo acontecido en el pasado influye en el presente), el inconsciente (abarca los recuerdos y las experiencias reprimidas que pueden influir en nuestro carácter sin darnos cuenta), el carácter o personalidad (lo que te hace único) y la evolución a una posible psicología anormal.

Carl Gustav Jung (amigo de Sigmund Freud) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo que desarrolló la psicología analítica o de los complejos. En su estudio del comportamiento humano, Jung escribió las teorías de la personalidad, nombrando por primera vez que una persona puede ser introvertida o extrovertida. Define que las personas introvertidas prefieren su mundo interior de pensamientos y sueños, mientras que alguien extrovertido prefiere el mundo exterior de las cosas y las personas. Dividió estos caracteres en cuatro tipos, que cómo serían en definitiva si acabasen desarrollando una psicología anormal.

Por un lado tenemos sensitivos, para Jung algo irracional, que se dedican a observar y escuchar y a comprender el mundo a través de los sentidos. Luego encontramos a las personas del pensamiento que, al contrario que los de sensaciones, toman decisiones en base a juicios  que realizan de manera racional. El tercer carácter es la intuición, completamente irracional, que según la percepción inconsciente de posibilidades que obtenga, se toma un camino u otro. Y por último los sentimentales, según Jung racionales, son amables y afectuosos que responden de manera emocional a las cuestiones que surgen en su camino.

Las personas introvertidas pueden desarrollar personalidades depresivas, esquizofrénicas o neuróticas, mientras que los extrovertidos pueden convertirse en maníacos, paranoicos o incluso psicópatas.

Toda persona posee alguna de las personalidades proclamadas por Jung, y pese a que solo se desarrolla una o dos, la meta del ser humano es llegar a obtener las cuatro.

La profesora de Literatura de la Universidad de Lleida Isabel Santaularia escribió un libro en el que analiza más de 200 asesinos en serie en las series de ficción y declaró que el éxito de este tipo de personajes es una distracción para el hombre de a pie que le permite relajarse del estrés que implica ser buena persona. Y que aunque nos resulten seres despreciables y manipuladores, no podemos evitar sentirnos atraídos por ellos porque no responden ante ninguna regla moral social. 

Al final, estos villanos son el reflejo de nuestra propia sociedad que casi siempre suelen ser vencidos, realzando que en realidad nuestro orden moral social es completamente correcto, pero si esto es así, entonces ¿por qué surgen?.


Los malvados han evolucionado, ahora son mucho más violentos. Hay quien sostiene que se debe a la libertad que disponen ahora los medios audiovisuales para escenificar o proyectar imágenes violentas que antes no se permitía, y que Jack “el destripador” daba igual de miedo sin llegar a ser explícito. Pero también hay quien sostiene que es la sociedad la que se ha vuelto más violenta y que los personajes de ficción evolucionan con ella, y no una moda como se creía (como la existida en la gran pantalla de zombies, ciencia ficción, e incluso bélicas). 

"En los años cincuenta los personajes de las películas de miedo eran monstruos como Drácula, pero hoy en día el asesino en serie es uno de los principales protagonistas de ficción, un personaje que además se basa en muchos casos en asesinos en serie que han existido en la vida real"

Lo que sí se puede reflejar es que, a diferencia de antes, estos villanos han dejado de ser totalmente malos, porque ahora nos muestran y explican cómo han llegado a desarrollar esa personalidad y así poder comprenderlo. Norman en Bates Motel nos da pena, porque vemos que su madre le consume. Hay que mencionar también que los formatos audiovisuales juegan con ventaja frente a los libros, por ejemplo, a la hora de que el público empatice con sus protagonistas. Se ha demostrado que los recursos técnicos, como planos de cámara o la música de acompañamiento, así como la caracterización y la visualización ayudan a que recursos técnicos y artísticos aumentan lel acercamiento al personaje.


Finalmente debemos comprender que los medios de información siempre han creado personajes que conformaban el imaginario colectivo, por eso no podemos sorprendernos al ver psicópatas en las ficciones que seguimos. ¿Acaso no hay asesinos en serie en la vida real? ¿Nadie se imaginó nunca cómo sería matar a otra persona? ¿Por eso entendemos o defendemos personajes psicológicamente malvados porque sentimos que nosotros podríamos ser de la misma manera? ¿Cuál es el límite? ¿Qué dice nuestra ética sobre todo esto?

 

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I am graduated in Audiovisual Communication at the The Pontifical University of Salamanca (UPSA). I came to Barcelona a year ago to study the Master about direction of photography in the School of Cinema and Audiovisual of Catalonia (ESCAC). After I finished it in May 2015, I am working in some audiovisual jobs as a assistant camera, digital imaging technician and lighting technician in Barcelona, where I decided to settle down for a while.